viernes, 4 de marzo de 2016

GureConsejo: Para gustos los colores


Además de la función meramente decorativa, los colores desempeñan un papel psicológico fundamental en las personas, ya que tienen infinidad de efectos ante el ojo humano.  Los colores pueden evocar recuerdos y provocar diferentes sensaciones y emociones que influyen en nuestros estados de ánimo. Es verdad que cada persona es diferente y que dos personas pueden tener distintas sensaciones frente a un mismo color, pero existe un color-efecto común general.

Se sabe que los colores claros siempre aportan más luminosidad y amplitud a los espacios, mientras que los más oscuros los reducen, debido a que no reflejan la luz. Sin embargo, existen múltiples opciones para cada caso. En este GureConsejo os vamos a ayudar a distinguir qué colores pueden ser los más y menos adecuados para cada una de las estancias de nuestra vivienda.


Salón – comedor

El salón y el comedor suelen ser los puntos neurálgicos de la actividad familiar, de modo que son las estancias que más combinaciones de color permiten. Por ello, son las estancias más adecuadas para implantar colores llamativos que nos vamos a encontrar.

Colores como el turquesa, que facilita la comunicación, o el amarillo, que aporta energía y alegría y posee la cualidad de estimular la mente pueden resultar muy favorecedores para estos espacios. Los colores neutros también tienen cabida en estas estancias, ya que colores como el beige o el marrón aportan un equilibrio y una calma que ayudan a canalizar el estrés.

Una buena opción es la de combinar colores claros con otros puntos de color más llamativos, bien con el mobiliario y los accesorios, o pintando una de las paredes de un tono más fuerte.


Dormitorio

El dormitorio suele ser el espacio donde nuestros gustos y nuestra personalidad se ven más reflejados. Además, es la estancia de la vivienda que más cambia con la persona y el paso de los años, ya que un niño no tiene los mismos gustos y sobre todo necesidades que un adolescente o una persona adulta.

Sin embargo, no hay que olvidar que el dormitorio es ante todo un lugar de descanso. Por ello, colores fríos como azules o verdes son los más recurrentes en estos espacios, ya que transmiten paz, tranquilidad y armonía, aunque hay que tener cuidado con la tonalidad. Mucha gente huye de ciertos tonos de verde por su parecido a los centros médicos.

Los tonos pastel, independientemente del color, transmiten calma y ayudan a que los espacios resulten acogedores. Los colores neutros, como el beige, el gris o el blanco, reflejan ambientes serenos que con los contrastes adecuados crean dormitorios modernos y elegantes.


Cocina

La cocina, al igual que el salón y el comedor, es un lugar de gran actividad, comunicación y energía, por lo que deberemos evitar los colores que inviten al descanso o al relax. Aquí ya no solo las combinaciones son infinitas, sino que pueden ser mucho más arriesgadas.

El blanco es un color que no se puede olvidar en la cocina, ya que produce una sensación de pureza y limpieza, cualidad que siempre debe primar en un lugar como este. Sin embargo, se puede aportar color e intensidad para favorecer la actividad con elementos como el mobiliario, los electrodomésticos o los accesorios. Además, colores cálidos como el rojo, amarillo o naranja abren el apetito. Ahora de cada uno depende emplearlos o precisamente por eso, prescindir de ellos.


Baño

La sensación de limpieza siempre debe ser lo prioritario en un baño, del mismo modo que ocurre en la cocina. Por ello, es blanco es uno de los colores más recomendados, en este caso ya no solo por la limpieza, sino por la luminosidad que aporta a las estancias. No todo el mundo puede presumir de tener un baño de tamaño considerable o incluso, con ventilación natural que aporta luz al espacio. Por tanto, deben predominar aquellos colores que aporten claridad y amplitud.

Las combinaciones aquí también pueden ser muy variables, pero las dejaremos en manos del mobiliario, los accesorios o los elementos textiles.


Aun así, no solo hay que tener en cuenta a qué habitación estamos destinando cada color. El tamaño de la estancia, por ejemplo, es un elemento fundamental: un espacio de grandes dimensiones siempre nos permitirá más opciones que un espacio pequeño, donde primará buscar colores y tonos claros, que reflejen la luz dando una sensación de mayor amplitud.

Lo mismo ocurre con la luminosidad propio de cada estancia. Debemos recordar que los colores oscuros no reflejan la luz y por tanto, reducen los espacios. Una habitación luminosa siempre resulta más espaciosa y acogedora.

Y por último, no debemos olvidar que no sólo las paredes forman el espacio. El mobiliario y los elementos decorativos juegan siempre un papel fundamental para poder completar el efecto deseado.



El secreto está en que nuestra vivienda refleje los gustos y las necesidades de cada uno en cada una de sus estancias. Y para gustos los colores.