Dicen que una reforma puede llegar a ser motivo de
separación, y aunque nos parece un poco exagerado, es verdad que pueden surgir
problemas y desacuerdos que nos lleven al borde de nuestros nervios.
Para que os enfrentéis a esta situación con una hoja de
ruta os vamos a dar unos pequeños consejos que pueden hacer la reforma más
llevadera:
¿Qué quiero hacer? Parece una pregunta fácil, pero es el primer y
más importante paso. En el momento en el que tenemos claro qué es lo que
queremos, es en el que podemos empezar a movernos. Hay que tratar de definir al
máximo lo que queremos llevar a cabo para poder cuantificar tanto en tiempo
como en dinero lo que nos va a suponer la reforma.
La calculadora, nuestra fiel compañera. Una vez tengamos claro qué es lo que queremos hacer, es el
momento de sentarnos a hacer números... De cuánto disponemos, cuánto nos puede
suponer aproximadamente, cómo lo vamos a poder pagar... En este punto hay que
ser realista, teniendo en cuenta que el metro cuadrado de una reforma integral puede
ser fácilmente de 600€. Esto nos servirá para hacer unos "números
gordos".
Pedir presupuestos. Llega el momento de levantar el teléfono y hacer llamadas. Nuestra
recomendación es que como mínimo se pida presupuesto a 3 empresas diferentes.
Nos llega: perfecto, no
tenemos que ponernos a elegir.
No nos llega: tenemos que tener claras nuestras prioridades y saber a
qué podemos renunciar y a qué no. Si no podemos renunciar a nada habrá que
plantearse la forma de llegar al presupuesto.
Cuidado con los imprevistos. Ya tenemos los presupuestos, hemos decidido qué podemos hacer y cómo lo queremos hacer. Nuestra recomendación es que siempre se
guarde una cantidad de dinero, entre un 10% y un 20% para posibles imprevistos
que puedan surgir. Entendemos que esto suele ser complicado, pero tenerlo
previsto en el plan de ahorro que vamos a llevar a cabo puede facilitarnos
mucho las cosas, evitando que la sensación de ahogo aparezca.
Cuando contratéis a
cualquier profesional intentad confirmar que está al día con seguros,
hacienda... ¡mejor prevenir que lamentar!
Por otra parte, las
personas a las que contratemos nos deben facilitar el camino, por lo que nos
pueden asesorar, incluso llevar, en temas burocráticos, petición de licencias,
optimización de diseño.
Cuestión de tiempo. Todos estamos ansiosos por ir a nuestra casa y verla sin
polvo y con los muebles en su sitio, peeeeerooooo cada cosa lleva su tiempo.
Es verdad que está bien pedir a la empresa o técnico que nos va a
llevar la obra un planning, para ver cuánto puede tardar, pero tenemos que
tener en cuenta que esto es ORIENTATIVO. Las cosas llevan su tiempo, y sin que
la reforma de un baño se convierta en la obra del Escorial, tenemos que tener
presente que no se diseña de un día para otro, los azulejos que nos gustan
puede que no los tengan en stock y que hay que dejar secar la pintura.
Nuestros muebles. Si vamos a mantener los muebles de los que
disponemos, nos tenemos que armar de valor, paciencia y algo para taparlos.
Tenemos que ser realistas, y deshacernos de aquello que no vayamos a usar,
luchar contra el Diógenes que llevamos dentro. Si disponemos de un sitio donde
guardarlos puede ser todavía mejor, la obra no es un campo de batalla, pero sÍ es un lugar donde suciedad, herramientas y personas conviven, no siempre en
perfecta armonía.
Control sobre la obra. Ya tenemos todo atado, y es el momento de que se empiece a
levantar el polvo, la obra comienza. Os recomendamos que tengáis cierto control
sobre la obra, es decir, que sin volverse loco, pasarse todos los días un
ratito por la obra para ver cómo va y si se están haciendo las cosas como se
habían proyectado, si hay que cambiar algo...
Sabemos que es complicado,
porque siempre hay un jubilado con buena cintura que va a conseguir
regatearnos, pero tenemos que tratar de que no entren personas ajenas a la
obra, sobre todo por seguridad, y segundo para que los trabajadores puedan
estar tranquilos y sin distracciones.
Esperamos que los consejos que os hemos dejado os sean
de utilidad, aunque una de las cosas más importantes en las reformas sólo la
podéis aportar vosotros: PACIENCIA. Y si veis que es esto en lo que más
flaqueáis, desde GureEra Arkitektura esperamos vuestra llamada.