lunes, 10 de octubre de 2016

GureConsejo: Cómo llevar a cabo una reforma sin morir en el intento

Dicen que una reforma puede llegar a ser motivo de separación, y aunque nos parece un poco exagerado, es verdad que pueden surgir problemas y desacuerdos que nos lleven al borde de nuestros nervios.

Para que os enfrentéis a esta situación con una hoja de ruta os vamos a dar unos pequeños consejos que pueden hacer la reforma más llevadera:

¿Qué quiero hacer? Parece una pregunta fácil, pero es el primer y más importante paso. En el momento en el que tenemos claro qué es lo que queremos, es en el que podemos empezar a movernos. Hay que tratar de definir al máximo lo que queremos llevar a cabo para poder cuantificar tanto en tiempo como en dinero lo que nos va a suponer la reforma.

La calculadora, nuestra fiel compañera. Una vez tengamos claro qué es lo que queremos hacer, es el momento de sentarnos a hacer números... De cuánto disponemos, cuánto nos puede suponer aproximadamente, cómo lo vamos a poder pagar... En este punto hay que ser realista, teniendo en cuenta que el metro cuadrado de una reforma integral puede ser fácilmente de 600€. Esto nos servirá para hacer unos "números gordos".
Pedir presupuestos. Llega el momento de levantar el teléfono y hacer llamadas. Nuestra recomendación es que como mínimo se pida presupuesto a 3 empresas diferentes.


Lista de prioridades.Una vez tenemos los presupuestos entre las manos, tenemos que ver qué es lo que nos cuesta cada cosa y compararlo con el dinero del que disponemos:


Nos llega: perfecto, no tenemos que ponernos a elegir.

No nos llega: tenemos que tener claras nuestras prioridades y saber a qué podemos renunciar y a qué no. Si no podemos renunciar a nada habrá que plantearse la forma de llegar al presupuesto.


Cuidado con los imprevistos. Ya tenemos los presupuestos, hemos decidido qué podemos hacer y cómo lo queremos hacer. Nuestra recomendación es que siempre se guarde una cantidad de dinero, entre un 10% y un 20% para posibles imprevistos que puedan surgir. Entendemos que esto suele ser complicado, pero tenerlo previsto en el plan de ahorro que vamos a llevar a cabo puede facilitarnos mucho las cosas, evitando que la sensación de ahogo aparezca.

Contratar profesionales.
Tenemos que tener mucho cuidado con las personas a las que dejamos entrar en nuestra casa. No podemos olvidar que estamos haciendo la reforma de un espacio en el que vamos a pasar muchas horas y va a ser nuestro hogar, por lo que si cuando nos sentamos en el sofá a descansar nos vienen recuerdos del problema que hubo al poner el suelo de la sala, lo de relajarnos nos va a costar más.

Cuando contratéis a cualquier profesional intentad confirmar que está al día con seguros, hacienda... ¡mejor prevenir que lamentar! 

Por otra parte, las personas a las que contratemos nos deben facilitar el camino, por lo que nos pueden asesorar, incluso llevar, en temas burocráticos, petición de licencias, optimización de diseño. 


Cuestión de tiempo. Todos estamos ansiosos por ir a nuestra casa y verla sin polvo y con los muebles en su sitio, peeeeerooooo cada cosa lleva su tiempo. Es verdad que está bien pedir a la empresa o técnico que nos va a llevar la obra un planning, para ver cuánto puede tardar, pero tenemos que tener en cuenta que esto es ORIENTATIVO. Las cosas llevan su tiempo, y sin que la reforma de un baño se convierta en la obra del Escorial, tenemos que tener presente que no se diseña de un día para otro, los azulejos que nos gustan puede que no los tengan en stock y que hay que dejar secar la pintura.

Nuestros muebles. Si vamos a mantener los muebles de los que disponemos, nos tenemos que armar de valor, paciencia y algo para taparlos. Tenemos que ser realistas, y deshacernos de aquello que no vayamos a usar, luchar contra el Diógenes que llevamos dentro. Si disponemos de un sitio donde guardarlos puede ser todavía mejor, la obra no es un campo de batalla, pero sÍ es un lugar donde suciedad, herramientas y personas conviven, no siempre en perfecta armonía.
Control sobre la obra. Ya tenemos todo atado, y es el momento de que se empiece a levantar el polvo, la obra comienza. Os recomendamos que tengáis cierto control sobre la obra, es decir, que sin volverse loco, pasarse todos los días un ratito por la obra para ver cómo va y si se están haciendo las cosas como se habían proyectado, si hay que cambiar algo...
Sabemos que es complicado, porque siempre hay un jubilado con buena cintura que va a conseguir regatearnos, pero tenemos que tratar de que no entren personas ajenas a la obra, sobre todo por seguridad, y segundo para que los trabajadores puedan estar tranquilos y sin distracciones.

Esperamos que los consejos que os hemos dejado os sean de utilidad, aunque una de las cosas más importantes en las reformas sólo la podéis aportar vosotros: PACIENCIA. Y si veis que es esto en lo que más flaqueáis, desde GureEra Arkitektura esperamos vuestra llamada.